Es también el paternalismo castrador. Es esa especie de desafío a la gravedad que proporciona la levitación por encima del bien y del mal. Es el desplazamiento de culpa. Es la negación de las neurosis colectivas. Es el miedo a lo desconocido. Es la incapacidad secular por admitir y potenciar la diversidad. Es la ignorancia como actitud vital. Es la negación como militancia.
Es la puta manía de dividir el mundo entre buenos y malos. Es la enfermiza disposición para ocultar la complejidad. Es la censura. Es la mentira. Es la tergiversación. Es el maniqueísmo. Es la demagogia disfrazada de ideología.
Eres tú. En definitiva, eres tú. Eres tú, que crees saber más que nosotros sobre nuestra propia historia. Eres tú el que fractura. Eres tú el que castra. Eres tú el que indigna. Eres tú, que hablas como si te hubieses tragado un millón de manuales de autoayuda. Eres tú y tu pomposidad. Eres tú y tu “mira tu DNI”. Eres tú y tu “háblame en español, que estamos en España”. Eres tú y tus chistes xenófobos. Eres tú, que manipulas palabras, cifras, encuestas, opiniones, realidades y todo aquello que invalida tus teorías. Eres tú y la infamia. Eres tú y la ignominia. Eres tú y tu cinismo. Eres tú y tus falsedades. Por ti, soy independentista.
Font: Societat anònima
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada